Lionella Cattalini: “La Justicia federal es un antro de corrupción y de acomodos, que funciona mal”

*Por Luciana Mangó y Daniel Zecca

En su paso por el stream de Política de El Ciudadano, la diputada provincial de Unidos, Lionella Cattalini, analizó el resultado electoral de la coalición Provincias Unidas y celebró que exista una tercera propuesta de carácter federal. Defendió el rol del Partido Socialista dentro de la coalición Unidos en Santa Fe y la calificó como una «bocanada de aire fresco». Aunque evitó confirmar una candidatura para la Intendencia de Rosario en 2027, tampoco la descartó.

La legisladora valoró la reforma constitucional provincial, en particular en lo referido a la incorporación de derechos y garantías de rango internacional, cuestionó duramente el rol del Poder Judicial -sobre todo en el fuero federal- al que acusó de falta de transparencia y mecanismos de control, y puso como ejemplo los casos de los jueces Marcelo Bailaque y Gastón Salmain, al tiempo que arremetió contra el gobierno de Javier Milei y la cultura del odio que “este gobierno acompaña, profundiza e instala”. 

—¿Cuál es tu lectura del resultado de las elecciones de octubre y cuál es la proyección que le ves al armado de Provincias Unidas?

—Es muy difícil hacer cualquier proyección en la Argentina de hoy a muy cortísimo plazo. Pero el resultado electoral de Provincias Unidas, que de alguna manera ha sorprendido en algunos sectores, hay que analizarlo en un contexto de elecciones intermedias, en un contexto de desconfianza de la mayoría de la gente, pero también en un contexto de un sentimiento de la gente de no querer volver al pasado y de apostar -a pesar de estar haciendo un gran esfuerzo y de algunos desencantos- a esta fuerza política que ganó las elecciones en prácticamente toda la Argentina. También hay que analizarlo en el contexto en que se cerraron las listas. A nosotros siempre nos gusta compararlo con las elecciones intermedias de 2017, donde Macri gobernaba, donde parecía que se iba a comer el mundo, y luego de eso su gobierno se vino a pique en 2018. No digo que va a pasar lo mismo, solo digo que hay que analizarlo en el mismo contexto de una elección intermedia donde la gente vio que había quizás dos opciones mayoritarias en todo el país y se inclinó por una.

Provincias Unidas es un armado totalmente respetable, que tiene una trayectoria y una gran expectativa de poder, y que es algo distinto a lo que estamos acostumbrados en Argentina, porque son gobernadores de distintos signos políticos, fuerzas que vienen de distintas trayectorias que quieren aunarse para luchar por recursos más justos, por igualdad de las provincias, por tener una Argentina que sea efectivamente federal y que no esté gobernada solamente desde Buenos Aires.

—¿Crees que puede tallar fuerte en la próxima elección presidencial? ¿Puede formarse un frente más amplio para enfrentar a Milei?

—Ojalá que haya más personas y más gobernadores, intendentes, dirigentes políticos y, fundamentalmente, ciudadanos que tengan ganas de gobernar Argentina, de asumir ese desafío y de hacerlo con una impronta federal, pensando en la gente y de manera honesta. Lamentablemente los argentinos nos estamos acostumbrando a ver grandes slogans, personas que gobiernan desde Buenos Aires y que tienen muchos hechos de corrupción.

Creo que es imprevisible el futuro de Argentina, pero ojalá encontremos respuestas a un gobierno que ha demostrado ser muy insensible, que hoy no está viendo que la mayoría de los argentinos no llega a fin de mes, que muchos de los argentinos son pobres a pesar de tener trabajo, y que, además, ha hecho ajuste con los más necesitados y en esos casos ha tenido causas de corrupción que son gravísimas.

—Como referente del socialismo, ¿cómo está el partido hoy que por primera vez no tuvo presencia electoral fuerte en Rosario?

—No niego lo último que decís. El socialismo está en momento de crecimiento en toda la provincia. Pero a nadie escapa que haber gobernado una ciudad como Rosario durante 30 años y luego haber perdido eso te genera crisis y, de alguna manera, diferencias internas.  Estamos trabajando para reconstruir y para volver a tener una inserción mucho más importante de la que estamos teniendo en la actualidad en la ciudad de Rosario.

Después vivimos, como la mayoría de los partidos políticos de Argentina y del mundo, una crisis de representación donde la gente hoy no confía en los partidos políticos. Creo que tenemos que hacernos una profunda autocrítica y encontrar la manera de reorganizarnos para volver a representar al ciudadano y volver a construir en común causas que vuelvan a poner a la política como algo bueno.

—¿Cómo ves al socialismo dentro de Unidos?

La participación del socialismo dentro del gobierno de Unidos es una bocanada de aire fresco para muchas personas que piensan distinto a lo que piensan algunos partidos que gobiernan dentro de Unidos, y también a lo que piensan algunos dentro del peronismo. Hoy pareciera que sos de derecha o sos peronista. En el medio hay un montón de matices y hay un montón de gente que no se siente identificada y que quiere posiciones a partir de temas concretos. Creo que el socialismo le hace muy bien a la coalición de gobierno. Hemos tenido grandes ejemplos de actos de gobierno y de leyes que han sido mejoradas por el socialismo. 

—¿Te gustaría participar de la pelea que se viene en Rosario por la intendencia en 2027? 

—No digo que no. Tampoco digo que sí. Yo vivo en Rosario. Nosotros aportamos mucho para que la ciudad sea una ciudad distinta, una ciudad donde la gente tenga ganas de vivir. Creo que pasamos el peor momento. Y ahora le toca a la ciudad volver a recuperar el protagonismo que tiene que tener una ciudad que es la segunda de Argentina. Creo que el socialismo tiene mucho para aportar, pero obviamente que es muy pronto para hablar de nombres y de candidaturas. Sí creo que la política tiene que hacer un gran esfuerzo para que la ciudad tenga dirigentes que estén a la altura de las circunstancias.

—¿Cómo ves a Maximiliano Pullaro de cara a 2027? ¿Crees que va a ir por una reelección? ¿Lo ves presidenciable?

—Creo que hoy en día nadie tiene nada asegurado. Y que lo más probable es que el resultado de 2027 sea algo muy sorprendente para todos. Yo veo a un Pullaro que se va consolidando cada día más en su rol de gobernador. Creo que es difícil asumir una gestión habiendo ganado por un millón y pico de votos, y gobernar una coalición conformada con partidos a los que es difícil llevarlos adelante y ponerlos de acuerdo. Veo a un Pullaro mucho más dialoguista, mucho más asentado, que además ha tenido y tiene una trascendencia nacional que pocos gobernadores o pocos dirigentes tienen. Entonces tiene proyección nacional, pero también me parece que todavía hay muchos hitos importantes de la gestión provincial por construir y por afianzar en términos educativos, en términos de salud y en términos sociales. Creo que es un gobernador que está consolidándose y que tiene mucho futuro por delante. Unidos va a tener que definir cuál va a ser la propuesta política y cómo le va a hablar a la ciudadanía de cara a las elecciones de 2027.

—Tuviste una destacada actuación en la reforma constitucional. ¿Cuál crees que es el cambio más trascendente, sobre todo para el ciudadano de a pie?

—Son varias cosas. Creo que el artículo dos, que es haber incorporado los tratados internacionales de derechos humanos a la Constitución de la provincia. Quizás sea una obviedad, pero la provincia de Santa Fe no los tenía incorporados. A partir de eso, incorporamos un montón de declaraciones, derechos y garantías que hoy Santa Fe tiene que respetar de otra manera. Ya estaban establecidos en la Constitución Nacional, pero vivimos en un momento donde muchos de esos derechos conquistados están en discusión por las propias autoridades nacionales. Entonces, me parece que es un signo de institucionalidad muy importante. 

También es importante haber puesto una cláusula democrática o republicana que viene a defender la división de poderes y el orden democrático y republicano, o poner un artículo que habla de la igualdad de oportunidades. Después creo que mejoramos las garantías constitucionales, como es por ejemplo el amparo, para que cualquier ciudadano pueda reclamar por sus derechos de manera mucho más eficiente y ágil.

Y todos los cambios en la Justicia son importantísimos, porque es la única garantía que tiene la gente de que algo de lo que está establecido se cumpla. Es el único poder del Estado que ha tenido un rediseño institucional que ha sido importantísimo y seguramente esos frutos los vamos a ver dentro de unos años.

—En cuanto a la Justicia, denunciaste el caso del juez Marcelo Bailaque, imputado por protección al narcotráfico; está el caso del juez Gastón Salmain, nombrado en la justicia federal cuando tenía antecedentes; y el de un fiscal en San Jorge acusado de una falsa denuncia. ¿Qué pasa con la Justicia en la Argentina?

—Cualquier encuesta de opinión en Argentina dice que la Justicia es de los órganos institucionales que está más abajo, porque la gente desconfía. «¿Para qué voy a ir a denunciar si no pasa nada? ¿Para qué voy a hacer un juicio si demora 6 años? Investigan siempre a los mismos y los de arriba nunca son investigados». Son frases que escuchamos todos los días, lamentablemente, pero que reflejan de alguna manera un sentimiento.

Dentro de la Justicia, tanto provincial como federal, hay mucha gente que es honesta, que trabaja bien. Pero es una institución que tiene que ser saneada completamente. Si nosotros no confiamos en quienes toman decisiones importantes sobre nuestra vida, difícilmente vayamos a tener una sociedad mejor. La impunidad y la falta de respeto a la ley son las reglas, porque lamentablemente tenemos la convicción de que no va a pasar nada. Para mejorar realmente las condiciones de vida, la democracia y la convivencia democrática hay que mejorar la Justicia. Creo que Santa Fe viene haciendo mucho para eso, aunque falta mucho, porque hemos mejorado el fuero penal y de alguna manera funciona como tendría que hacerlo. Ahora hay que ir por los otros fueros y hay que seguir mejorando. Por eso durante la reforma hacía tanto hincapié en algo que no salió, que es no tener cargos vitalicios. 

La Justicia federal es un antro de corrupción, es un antro de acomodos, es un antro que funciona mal. Y hoy empezó a funcionar mejor porque hace un año y pico hay un sistema acusatorio que nos da, por lo menos, una esperanza de que algo funcione mejor. No puede ser que (el juez) Bailaque hoy esté en prisión preventiva y, sin embargo, el hijo de Mizzau -que era el contador de Alvarado, que está imputado por lavado de dinero- siga trabajando en la Justicia federal y nadie diga nada. Alguien tiene que hacerse cargo de eso, que le excede a Bailaque. 

Está el caso de Gastón Salmain, que llegó a ser juez a pesar de que lo habían echado de la propia Justicia federal por intentar coimear a una compañera de trabajo para redireccionar causas de un estudio donde él trabajaba a su propio juzgado. Y hoy está acusado de nuevo de corrupción a partir de un empresario que dice que le pidió un retorno para tener un aval para hacer una operación cambiaria. Creo que hay que poner el foco con mucha más lupa a la hora de designar jueces y a la hora de controlarlos, porque los procesos en el Consejo de la Magistratura a veces son eternos.

—Hubo modificaciones en la reforma constitucional en relación a la Justicia. ¿Creés que fueron suficientes?

—Esa respuesta creo que te la puedo dar dentro de 10 años. El proceso fue complejo porque se rediseñó de nuevo un poder del Estado, hubo muchas tensiones y hubo muchos vaivenes, incluso en la coalición de gobierno, incluso dentro de cada uno de los partidos. Ahora el resultado no lo sé. Además, hoy en día en esos temas la Constitución todavía no se aplica del todo, porque hay que dictar leyes y tenemos dos años para llevarlas adelante. El año que viene va a ser muy importante en cuanto al diseño institucional en la provincia para terminar de afianzar lo que ocurrió en la Constitución.

Creo que, por ejemplo, haber escindido el Ministerio Público, tanto el Ministerio Público de la Acusación como el Ministerio Público de la Defensa, de la Corte Suprema, para que sea un organismo independiente, es un acierto, porque le da autonomía a los fiscales y le da la garantía a la sociedad de que no van a mezclarse los roles y que van a responder solo a la sociedad. Vamos en un sentido, y la Constitución habla mucho de eso: de transparencia, de rendición de cuentas y de control ciudadano.

—Vos te reuniste con familiares de víctimas de fentanilo contaminado, ¿Qué demuestra este caso en relación al rol del Estado?

—Demuestra lo mismo que hablábamos antes: la corrupción y la falta de control que impera permanentemente en Argentina. No estamos hablando de laboratorios desconocidos, incluso son laboratorios que ya han tenido investigaciones y causas de corrupción. Además del maltrato, de la falta de información, de la falta de respeto que muchos de ellos han sufrido. Al día de hoy no tienen historia clínica y no tienen confirmación de que la muerte del familiar haya sido por el fentanilo. Muchos de ellos nos cuentan relatos muy tristes. También nos dicen que están muy conformes con la tarea del juez (Ernesto) Kreplak, de La Plata. La semana pasada la comisión que presidía Mónica Fein presentó su informe donde hace recomendaciones muy importantes para mejorar un sistema normativo que hace a la salud. A partir de la reforma constitucional tenemos una oportunidad en Santa Fe de pensar una ley de salud que contenga un montón de realidades que hoy tienen que ser superadas en la provincia.

Acá evidentemente había, hablando mal y pronto, tongos de empresarios muy reconocidos o muy involucrados en muchos entramados de poder en la Argentina, y falta de control. Si no hay tongo y no hay falta de control, lo más probable es que muchas de estas cosas no pasen.

—Una última reflexión sobre el gobierno nacional. ¿Cuál es el aspecto que más criticas o que hoy vos creés que más afecta a los ciudadanos?

—Lo que más critico yo es el individualismo, es esta cultura de transmitir permanentemente odio, violencia, acusaciones y noticias falsas. Digo cualquier cosa, total está bien. Tengo un presidente que va a Davos y acusa a las personas homosexuales de ser pedófilos y no pasa nada. Al otro día se arrepiente porque tuvo una mala recepción pública. Todo eso tiene una injerencia que es muy nociva en la cultura democrática y en la cultura política.

Por supuesto que lo económico, el ajuste, el maltrato, la corrupción de la que hablábamos antes, es algo gravísimo. No quiero ser pesimista. Seguramente muchas de estas cosas hubieran pasado con un gobierno de otro color político porque venimos de una crisis económica que se va agudizando con el tiempo para la que hay diferentes modelos de salida.

Pero me detengo fuertemente en la cultura del odio que este gobierno acompaña, profundiza e instala. Como sociedad nos está llevando prácticamente a la ruina. Venimos de una rotura de tejido social y vamos prácticamente a una desintegración. Si encima de eso tenemos un gobierno que va por eso, que dice sálvese quien pueda, creo que estamos al borde de la cornisa.