Liberated Brands, dueña de Quiksilver, Billabong, Roxy y Volcom, cerrará 124 locales y despedirá a 1.400 empleados tras declararse en quiebra
Los últimos años transformaron de manera radical el consumo: el auge del comercio electrónico, potenciado por la pandemia, desplazó parte de la demanda de los canales tradicionales. Muchas compañías no supieron adaptarse a tiempo y la presión de costos, inflación y tarifas crecientes agravó la situación.
En este contexto, Liberated Brands, que reunía a marcas icónicas de indumentaria deportiva como Quiksilver, Billabong, Roxy y Volcom, anunció su quiebra en 2025. La firma confirmó el cierre definitivo de 124 sucursales y el despido de al menos 1.400 empleados en distintos países.
Todd Hymel, director ejecutivo de la firma, explicó: «Los problemas macroeconómicos, aumento rápido y dramático de los tipos de intereses, la inflación persistente, los retrasos en la cadena de suministro, una disminución en la demanda de los clientes, los cambios en las preferencias de los consumidores y unos costes fijos sustanciales han ejercido una presión significativa sobre los ingresos y la estructura de costos de Liberated».
Hymel detalló que la compañía arrastra 83 millones de dólares en deuda garantizada y otros 143 millones en deuda no garantizada. A pesar de los intentos por sostener las marcas durante el último año, las condiciones del mercado resultaron insuperables.
La quiebra de Liberated Brands expone la vulnerabilidad incluso de firmas consolidadas frente a los cambios de consumo y la inestabilidad económica. El cierre marca el final de una etapa para cuatro marcas que marcaron tendencia en la moda deportiva global.
El grupo italiano Benetton se declaró en quiebra a fines de 2024 e inició una reestructuración global que incluye el cierre de 400 tiendas en todo el mundo. De ese total, ya se clausuraron más de 180 sucursales, con un fuerte impacto en Italia y España. En este último país, el ajuste provocó el cierre de 31 locales y el despido de 138 trabajadores.
A nivel industrial, la compañía también avanza con el desmantelamiento de fábricas en Serbia, Croacia y Túnez, y aplica recortes de personal en su país de origen.
«La reestructuración es dolorosa, pero necesaria para la supervivencia del grupo», aseguró Claudio Sforza, CEO de Benetton. El plan contempla reducir las pérdidas de 230 millones de euros en 2024 a 60 millones en 2025, con el objetivo de volver a tener beneficios en 2026.
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