Un archivo fílmico de 1935, restaurado en 4K, muestra al último tilacino conocido en su cautiverio en el zoológico de Hobart. El material revive el debate sobre la desextinción mediante ingeniería genética
Un tesoro perdido de la historia natural acaba de resurgir: imágenes restauradas en ultra alta definición (4K) del último tigre de Tasmania (o tilacino) con vida, filmadas en 1935 en el zoológico de Hobart (Australia), han sido dadas a conocer por el Archivo Nacional de Cine y Sonido de Australia (NFSA). El material, que muestra al mítico animal —extinto desde 1936— caminando en su recinto, ofrece una mirada única a una especie que se convirtió en símbolo de la extinción provocada por el ser humano.
El ejemplar, bautizado como Benjamin, fue filmado por el naturalista David Fleay mientras el animal paseaba, olfateaba y hasta bostezaba, mostrando sus características rayas dorsales y su mandíbula en forma de sacacorchos. Estas imágenes, originalmente en blanco y negro y con baja resolución, fueron digitalizadas y coloreadas mediante inteligencia artificial, revelando detalles nunca antes vistos.
El tilacino (Thylacinus cynocephalus) fue perseguido hasta su extinción por granjeros que lo culpaban de ataques al ganado, aunque estudios recientes sugieren que su impacto fue exagerado.
Benjamin murió el 7 de septiembre de 1936 por negligencia en su cautiverio, apenas dos meses después de que Australia declarara a la especie protegida.
El hallazgo reaviva el debate sobre la «desextinción» mediante edición genética. En 2022, científicos de la Universidad de Melbourne secuenciaron el genoma completo del tilacino a partir de restos museísticos, y la empresa estadounidense Colossal Biosciences (que también trabaja en revivir al mamut lanudo) anunció un proyecto para resucitar al tigre de Tasmania usando células de su pariente vivo más cercano: el demonio de Tasmania.
Más allá de la ciencia, el video sirve como recordatorio de la fragilidad de la biodiversidad: «Estas imágenes son un testamento de lo que perdimos por la caza y la destrucción de hábitats. El tilacino era un depredador marsupial único, y su ausencia dejó un vacío ecológico en Australia», explica Andrew Pask, líder del proyecto de recuperación genética.
Mientras el material se viraliza en redes sociales —con más de 5 millones de reproducciones en 48 horas—, organizaciones conservacionistas insisten en que la prioridad debe ser proteger a las especies actualmente amenazadas, como el demonio de Tasmania, afectado por un cáncer contagioso.
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