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Si River desciende, ¿cuál es el problema?

Por Federico Cánepa.- El Millonario quedó al borde de perder la categoría. Hoy está con un pie en el Nacional B. Y lo que debería estar enmarcado en el medio de una desazón deportiva, en Argentina se transforma en una tragedia.

Sólo una sociedad enferma como la nuestra que tiene falencias por todos lados. Desde lo educacional hasta lo cultural, pasando por cada aspecto que engloba el desarrollo social de una población en decadencia. Con límites cada vez más flexibles y leyes incumplidas. Así únicamente puede entenderse que la pérdida de categoría pueda entenderse como una tragedia.

Es cierto que al ser River Plate el involucrado directamente, la repercusión sea mayor y la incredulidad del momento pueda ganar terreno. Pero no deja de ser un acontecimiento deportivo, algo que parece no entenderse en nuestra sociedad.


El descenso se vive como la “muerte” misma. Es que el fútbol se ha transformado en el lugar ideal para un caldo de cultivo en donde cada individuo encuentra el “resguardo” para despojarse de las frustraciones diarias.

Así en una cancha se puede ver a un niño de 7 años insultando desaforadamente a un jugador amparado por el brazo protector de su padre quien se suma a la escena. Algo impensado de observar en un cine o un teatro si una película o una obra no resulta lo esperado como espectador. Pero la impunidad de la multitud, todo lo puede.

Allí quizás se deba buscar para entender el “fenómeno” que rodea al fútbol. Una verdadera locura que seguramente y lamentablemente podrá ser aún peor el domingo si finalmente se consuma el descenso del equipo Millonario.


Y si fuera así, ¿cuál es el problema? Grandes del fútbol como Milán, Juventus o Manchester United pasaron por esa situación. Se recompusieron y llegaron a lo que hoy son. Claro que esto en el medio de otro contexto y una sociedad diferente que rodeaba a cada caso.

Si a River le toca descender, deberá entenderse como un enorme revés futbolístico y nada más. Producto de tres años de desaciertos que se coronan paradójicamente con un plantel que si bien está lejos de la historia de la camiseta Millonaria, fue sexto en la temporada, logró la clasificación (no la podrá jugar por estar en Promoción) a la Copa Sudamericana (el único de los cinco grandes que lo alcanzó) y terminó pagando por “lastre” anterior. Y utilizarlo, quizás, como punto de partida para la reconstrucción.

De consumarse el retroceso será doloroso, eso es indudable, innegable y de absoluto derecho para cualquier hincha verdadero. Esos que sufren, lloran y gozan con los colores de su equipo. Sean los de River, Huracán, Quilmes, Tiro Federal, Dep. Español o Fénix. Todos ellos tienen derecho a vivir el descenso como un “duelo”.

Los otros, los que entraron anoche a la cancha en Córdoba, los que suspenden partidos, aprietan jugadores y se creen los dueños del espectáculo; mientras sigan contando con el beneplácito nacional, seguirán enfermando el fútbol y agudizando que un descenso se entienda como una “tragedia” en vez de una frustración.

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