Dos imágenes idénticas de niños en la calle, ubicadas a 5 kilómetros de distancia una de la otra, reavivan el debate sobre la exclusión social y la falta de un techo, una problemática que es inherente al mundo contemporáneo
El artista urbano Banksy lo hizo otra vez. En las últimas horas, irrumpió nuevamente en el espacio público londinense en los días previos a la Navidad con la aparición de dos murales idénticos que volvieron a poner en primer plano el debate sobre la desigualdad social y la crisis de vivienda en la capital británica, una propuesta que interpela a las y los caminantes como cada vez que aparece una obra urbana de este artista casi fantasmal.
Las obras muestran a dos niños recostados sobre la vereda, abrigados con ropa invernal y mirando hacia el cielo, mientras señalan con el dedo. Las imágenes aparecieron de manera casi simultánea en dos puntos distantes unos 5 kilómetros entre sí: al pie del edificio Centre Point, cerca de la estación de metro Tottenham Court Road, en pleno centro de Londres; y la otra sobre una fila de garajes en Queen’s Mews, en el barrio de Bayswater, al oeste de la ciudad.
La confirmación llegó a través de la cuenta oficial de Instagram del artista anónimo, seguida por más de 13,7 millones de usuarios. La publicación superó los 350 mil “me gusta” en apenas dos horas, en una reacción inmediata que volvió a evidenciar el alcance global de su obra que cada vez que aparece se vuelve un fenómeno viral.
Según el sitio especializado Artnews, la elección de Centre Point como una de las ubicaciones, no es casual. El edificio, una torre de 34 plantas construida en 1966 como oficinas para el magnate inmobiliario Harry Hyams, permaneció vacío durante largos períodos, incluso en momentos críticos para el acceso a la vivienda en Londres. Esa paradoja lo convirtió durante años en un símbolo de la problemática habitacional.
De hecho, un albergue cercano para personas sin hogar adoptó el nombre Centrepoint en alusión irónica a la torre. Tras varios cambios de propietario, el inmueble fue transformado en 2015 en departamentos de lujo, aunque los altos precios y la baja demanda limitaron su ocupación.
La escena de los niños mirando al cielo admite múltiples lecturas. En el contexto navideño, algunos transeúntes interpretan la imagen como una alusión a la ilusión infantil asociada al arribo de Papá Noel. Otros observadores, en cambio, ven una referencia más cruda a la infancia desprotegida y a la exclusión social.
El artista Daniel Lloyd-Morgan señaló a la cadena de noticias BBC que muchas personas pasan frente al mural sin detenerse a reflexionar sobre su significado, un gesto que, según dijo, replica la indiferencia cotidiana hacia quienes duermen en la calle.
Banksy rara vez repite una misma imagen en distintos puntos de una ciudad, lo que refuerza el carácter excepcional de esta doble intervención. La acción se inscribe en una producción reciente marcada por la crítica a las desigualdades sociales y a episodios políticos.
En septiembre, el artista realizó un mural en el Tribunal Real de Justicia que representaba a un juez golpeando a un manifestante, obra que fue posteriormente bloqueada por las autoridades locales. En mayo, intervino la ciudad francesa de Marsella con la imagen de un bolardo cuya sombra se transformaba en un faro, acompañada de una frase reflexiva.
La aparición de los murales generó una rápida afluencia de visitantes a las zonas intervenidas y reavivó el debate sobre la preservación del arte urbano. Especialistas advierten que la exposición pública convierte estas piezas en blancos frecuentes de vandalismo o remoción, como ocurrió en otras ocasiones con obras del propio Banksy.
En plena temporada festiva, los nuevos murales funcionan como un recordatorio de las tensiones sociales que conviven con la celebración. Según cifras oficiales, más de 10 mil personas pasan la noche en refugios o en la vía pública en Londres. En ese contexto, la imagen de los niños, abrigados pero tendidos sobre el asfalto, sintetiza una dualidad entre esperanza y abandono.
Con estas intervenciones simultáneas, Banksy reafirma su lugar como una de las voces más influyentes del arte callejero contemporáneo y vuelve a demostrar la capacidad del muralismo para instalar en la conversación pública temas que suelen quedar al margen del foco mediático.
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