Un país desigual que lo será aún más con el modelo libertario: 3% de ricos, 10% de pobres extremos y 40% de clase media en problemas

El reciente informe de la Universidad Católica Argentina (UCA), que bajo el título «Estrés y bienestar en una Argentina en transición» cuestionó con análisis metodológico el triunfalismo oficial sobre una supuesto desplome de la pobreza durante la actual gestión, también advierte sobre un modelo económico y social que profundiza las desigualdades entre la población.

Hoy, por niveles de ingreso de los hogares y en base a datos del Indec, el relevamiento indica que solo el 3% de las familias entran en la categoría de ricas. En la base de la pirámide socio económica, apenas sobrevive el 10% atrapado en la pobreza extrema.

Algo por encima, un 20% permanece con privaciones de todo tipo en el escalón del «sector bajo no indigente».  Un relevante 20%, uno de cada cinco argentinos, tampoco accede a condiciones dignas de vida, bajo la escala «medios bajos vulnerables». A otro 20%, la UCA lo considera dentro del concepto «medios aspiracionales».

Sin embargo, el trabajo advierte que el esquema económico libertario clausura las posibilidades de ascenso social, con lo que la «aspiración» es un deseo más que una probabilidad significativa.

La pirámide, además del concentrado sector «rico», muestra añmargen de los infortunios a un 20% de la población argentina que denomina «media integrada», y a un 7% dentro de lo que llama «media alta».

De la post convertibilidad al liberalismo extremo

El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA publicó esta semana su pormenorizado informe, coordinado por Agustín Salvia, en el que analiza «los logros y las fallas» en la mitad ya transitada de la gestión encabezada por Javier Milei.

El trabajo no elude cuestionamientos a los modelos anteriores, a los que engloba como de la «post convertibilidad», con fuerte presencia del Estado, redistribución de ingresos, mejora en derechos laborales, protección del empleo y de la industria local. Resalta su déficit en cuanto a integración social y el desmadre de las variables macroeconómicas, por ejemplo. Pero también señala que el esquema libertario de retirada de lo público y hegemonía del «mercado» no resuelve los problemas. Y amenaza empeorarlos.

«La reacción libertaria puede concebirse como la antítesis del régimen posconvertibilidad, al proponer un orden político-económico orientado a desarmar los dispositivos estatales y político-económicos que contenían —y a la vez bloqueaban— la dinámica productiva, reinstaurando la primacía del mercado, la atracción de inversiones en sectores de ventajas comparativas, la integración competitiva al sistema global y un alineamiento estratégico con los centros de poder económico-financiero», describe el Observatorio el abrupto cambio surgido de las elecciones de 2023.

1 Nuevo Escenario Político-económico, Estres y Bienestar en Una Argentina en Transición – Edsa by Claudio de Moya

Desmantelamiento de lo viejo, y una reacción inversa que no contiene

El modelo de Milei, describe el documento, «requiere desmantelar el rezago estructural del paradigma industrial-sustitutivo orientado al mercado interno, habilitando una reconversión profunda que implicarán procesos de desempleo estructural, consolidación de la informalidad, expansión de formas de subsistencia y cristalización de la pobreza crónica, aun bajo esquemas de asistencia pública compensatoria». Esto último, por la AUH, que el Gobierno aumentó significativamente en contraste con el feroz recorte de toda otra asistencia social.

«A dos años del inicio de este nuevo régimen, aun cuando el ajuste inicial logró estabilizar las variables críticas, recomponer el superávit fiscal, desacelerar la inflación y avanzar en reformas estructurales, la economía sigue transitando una etapa frágil, sin instrumentos consolidados para corregir los desequilibrios estructurales que condicionan la estabilidad y limitan la sostenibilidad del nuevo régimen».

Para la UCA, las medidas de ajuste fiscal a cualquier costo, la desregulación (casi dogmática, incluso en áreas sensibles como la salud), la liberalización de mercados, el recorte de subsidios y la apertura comercial tuvieron un impacto directo en todos los sectores laborales y productivos que dependen del mercado interno. Las consecuencias: una baja del consumo y tensiones en el ámbito industrial donde, remarca el análisis, el principal problema es su limitada capacidad para crear “empleo de baja-media calificación”.

Es que el nuevo régimen económico, señala el texto, «apuesta a un perfil agro-minero-exportador y tecnológico con elevada generación de excedentes, pero de baja demanda de trabajo». Y , como se ve, «sin políticas industriales, tecnológicas y de crédito inclusivo, este patrón tiende a consolidar desigualdades territoriales y ocupacionales». Más desequilibrios: «favorece sectores competitivos y empuja a amplios segmentos sociales hacia la informalidad, el autoempleo de subsistencia y la dependencia de la asistencia estatal».

El costo social de la estabilización macro

El Observatorio de la UCA destaca que el «límite principal del enfoque libertario reside en su bajo impacto sobre la creación de empleo productivo y bien remunerado». Y, como no se plantea «una estrategia explícita de inversión —interna y externa— orientada a expandir el tejido pyme, profesionalizar la economía informal y fortalecer el capital humano», entonces lo que se tiene es una «estabilización macro» que induce a un «orden social más desigual, con menor movilidad ascendente, mayor fragmentación y una sociedad disciplinada por la supervivencia más que integrada por oportunidades».