El nacimiento de un refugio bajo tierra
Durante los tensos años de la Guerra Fría, China temía un posible ataque nuclear por parte de la Unión Soviética. Como respuesta, Pekín fue escenario de una ambiciosa obra subterránea: Dìxià Chéng, conocida también como “The Dungeon”.
Construida entre las décadas de 1960 y 1970 por más de 300.000 civiles, esta ciudad bajo tierra abarcó unos 85 km² con profundidad de hasta 18 metros. Su objetivo era proteger al 40% de la población capitalina. El sistema incluía unos 10.000 búnkeres, cientos de accesos secretos, pozos de agua y más de 2.300 conductos de ventilación. Todo estaba pensado para sostener la vida humana bajo tierra durante un ataque nuclear.
Del refugio militar a la ciudad de los invisibles
Con el fin de la Guerra Fría, las instalaciones subterráneas perdieron su función original, pero no su utilidad. A medida que los precios de la vivienda en Pekín subían, miles de personas comenzaron a ocupar estos espacios. Durante los años 80 y 90, los búnkeres se transformaron en viviendas informales, hostales y pequeños comercios.