Carola Labrador, madre de Candela Rodríguez, dijo que el crimen de la niña «no fue por plata», aunque admitió que pudo haber sido por venganza, mientras que aseguró que no conoce a «ninguno» de los detenidos por el caso.
«A Candela no la mataron por plata, porque yo soy una mujer humilde y pobre, aunque pudo haber sido algún tipo de venganza», remarcó Labrador en declaraciones televisivas.
También sostuvo que después de la muerte de su hija no le «importa más nada» y que de ninguna manera conoce a alguno de los implicados en el caso.
Además, la mujer, en el marco de sus primeros diálogos con la prensa, después que encontraran a su hija asesinada el 31 de agosto pasado, también desestimó las versiones que hablan de una supuesta relación de la niña con un joven de 24 años.
«Yo no creo que ella (por Candela) se haya ido con un chico de 24 años, como se dice. Ella era muy compañera conmigo y se iba a encontrar con sus amigas», sostuvo en ese sentido.
En tanto, Labrador, sostuvo que tampoco tiene alguna vinculación con la casa de Kiernan al 900, de Villa Tesei, donde habría estado secuestrada la niña.
«Yo no conozco a nadie. No tienen nada que ver conmigo. Tampoco pasé por la casa de la calle Kiernan, donde estuvo Candela. Es más, ni siquiera me animé a ir para allá en estos días. Es muy lejos de mi casa, del lugar donde trabajo», expresó.
«Mi familia no tiene nada que ver, estoy segura de eso. Lo único que me interesa es averiguar quién le hizo esto a Candela y que se averigüen todas las hipótesis», añadió.
Asimismo, se refirió a la detención de su marido Alfredo Rodríguez que fue condenado por piratería del asfalto y señaló que «que esté preso no quiere decir que sea culpable del secuestro de su hijita».
«De ninguna manera ni mi marido ni yo sabemos quién fue, si yo hubiera sabido quién la tenía la hubiese ido a buscar inmediatamente. Mi esposo está detenido desde hace un año y medio y si hubiesen querido hacerle algo malo lo hubieran hecho antes», precisó.
La mujer reveló que vivió «una odisea» y negó que conociera a los que se llevaron a Candela, al tiempo que explicó los motivos de por qué hablaba a las cámaras de televisión de una manera tan sospechosa.
«Decía lo que decía porque de verdad creía que la iba a encontrar. Y apareció, pero muerta. Después de verla ahí tirada no quise hablar más», sostuvo. Labrador contó también que era repostera y trabajaba «en una cooperativa que queda en Pablo Podestá», con la cual pinta hospitales y escuelas, y explicó que «es una de las cooperativas de trabajo que armó (el gobernador Daniel) Scioli con la Presidenta».
«Me gano la vida haciendo tortas. No vendo drogas, la droga no tiene nada que ver con nuestras vidas. Acá lo único oscuro es que el papá de Candela está preso. Y ni siquiera por un delito vinculado a eso. Nadie vende drogas en mi familia», añadió.
También señaló que su padre había sido «concejal tres veces siempre por el peronismo» y dijo que ella «también» se dedica «a la política, pero no de manera activa y partidaria».
«Por eso para mi fue tan importante que me recibiera la Presidenta. Ella me habló como una madre y se puso a mi disposición», relató.
Por último, rechazó la denuncia que se radicó en Córdoba y que indicaba que Candela había sido robada por ella al nacer, al tiempo que se mostró «absolutamente conforme» con la investigación del caso y destacó el apoyo de funcionarios bonaerenses «desde el primer momento».