El notario se sentó una vez más en el banquillo de los acusados por el mismo delito por el que ya había sido enjuiciado en otras oportunidades. Hizo del fraude su profesión y sigue acumulando años de condena, ya que meses atrás fue penado con 12 años de prisión por la llamada megaestafa
Este lunes terminó un juicio oral y público contra el ya célebre escribano de las crónicas policiales Eduardo Martín Torres. Esta vez fue condenado junto a una mujer por estafar a la heredera de un auto. La jueza Paula Álvarez lo sentenció a 4 años de prisión y su consorte de causa recibió 1 año de prisión de ejecución condicional.
La fiscal Viviana O`Connell acusó a ambos por simular la compra de un auto cuya titular estaba fallecida. El 31 de agosto del 2016 Ramona Graciela Josefina Bazán fingió la compra de un Renault Fluence a nombre de una mujer que falleció en noviembre del año anterior, contó. Dijo que esa defraudación se realizó con la colaboración de Eduardo Torres, en su calidad de escribano de modo esencial, lo que generó un perjuicio patrimonial a la hermana de la fallecida quién era la única heredera.
Dijo que el escribano junto a la acusada y otra persona simularon la compraventa del auto, donde el profesional certificó el formulario 08 con la firma de “la víctima como vendedora” y otra persona como compradora con el fin de transferir el dominio del coche.
Tras el debate oral y público Eduardo Torres fue condenado a 4 años de prisión efectiva y 8 años de inhabilitación especial para ejercer como escribano, por los delitos de estafa y falsificación de instrumento público en carácter de partícipe necesario. Mientras que la mujer, de 68 años, fue condenada a un año de prisión condicional y el cumplimiento de reglas de conducta por el plazo de dos años. Entre las condiciones a cumplir deberá realizar tareas en un entidad de bien público durante cuatro horas por semana.
Martín Torres ya había sido condenado en agosto pasado a la pena de 12 años de cárcel, más una multa de 90 mil pesos e inhabilitación especial por falsificación ideológica de instrumentos públicos y estafa tras comprobarse que era parte de una asociación ilícita que derivó en una causa conocida como “megaestafa inmobiliaria” donde estuvieron involucrados, otros escribanos, empresarios.
Para la fiscalía aseguró que esa estructura se dedicada a cometer ilícitos. Ubicaban propiedades con algún nivel de vulnerabilidad y se apropiaban de los bienes. Después de varios años de pesquisa y algunas salidas alternativas, llegaron a juicio 13 imputados y sólo tres fueron condenados. Uno de ellos fue Torres, quien ya contaba con condenas previas por el mismo tipo de delitos.
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